La atención de Sofía se desvía del saludo del presidente de Colombia, Belisario Betancur, para centrarse en el fotógrafo que le aborda a poco mas de un metro de distancia. Algo no encaja en el paisaje de la privada sala dispuesta en la embajada del país suramericano para agasajar a los mandatarios invitados, espacio cerrado por guardias a la indiscreción de la prensa. Ante la presencia inesperada del ladrón de imágenes, el guardaespaldas de la Casa Real clava su vista en el portador del flash y opta por pedirle "amablemente" que abandone la estancia. El trabajo ya estaba hecho.
Veinte años después tuve la oportunidad de conocer en Madrid al funcionario ya retirado...cosas de la vida.
CARACAS 1983
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