De las razones del corazón...y otras cosas

Bien, de acuerdo, no se puede mandar en las razones del corazón, la naturaleza ha hecho de este un músculo involuntario al que no afectan nuestras decisiones y algo que creíamos y queríamos eterno se puede diluir sin pedirnos permiso. Nos vaciamos de amor y ese no es el estado ideal del ser humano, sin embargo, seguimos oyendo ese reloj vital que no deja de palpitar por quienes valen la pena y que nos siguen aportando paz, ilusión y esperanza.
Razonar demasiado, luchar demasiado, ocultar demasiado, mentir demasiado...son síntomas de que el origen del sentimiento es el cerebro y no el corazón, músculo más simple que se conforma con dar y recibir, dar y recibir...tic..tac..tic..tac., en definitiva, se conforma con amar, sin condiciones, intercambios ni falsas promesas. De ahí las contínuas dudas acerca de la veracidad de lo que sentimos.
Si la mente se inmiscuye en el terreno del amor y el desamor todo se complica, se enturbia, se confunde. No por casualidad la ninfa Menthe fue la amante de Hades, dios de los infiernos, hasta que su celosa esposa Persefone la convirtio de un golpe en la planta de la Menta. Pensar y sentir son una pareja mal avenida; mientras que Pensar nos amarra a nuestra condición humana, arrastrándonos a los dominios del invidente Hades, Sentir nos despoja de nuestra persona, de nuestras máscaras, rompiendo las cadenas del intelecto.
Por eso, la razón no entiende de amores...ni de lo contrario, porque el cerebro no puede descifrar con su lógica el sentido de un órgano que sabe que, sin pedirlo, sin preguntas...sólo por ser su condición, va a recibir siempre la misma cantidad de sangre que entrega.
Por eso, el amor no entiende de razones, porque el corazón se niega a discurrir sobre la ternura, analizar el afecto, comprender las caricias o descifrar el sentido de un beso.

Caprichos de Némesis

En ocasiones creemos encontrar al compañero ideal de un viaje que cada vez se hace más corto, hasta que un nuevo naufragio nos devuelve a la realidad... cosas de Némesis, supongo. ¿Que quien es Némesis?, nada menos que la señora diosa del panteón olympico encargada de recordar a los humanos que no han nacido para alcanzar la felicidad, podemos y debemos buscarla, como establece la mazónica constitución de Franklin, y hasta rozarla por un instante, pero nunca poseerla...esto nos convertiría en dioses de un solo plumazo, alejándonos del camino. Ir tras ella da sentido a nuestra vida.
Pero, ¿camino?, ¿qué camino? ese que se hace al andar, como diría el poeta, o aquel que ya viene marcado por nuestro destino. Bueno, sea cual fuere nos alejaría de él.
La verdadera felicidad, según Epicuro, consiste en la serenidad que resulta del dominio del miedo, es decir, de los dioses, de la muerte y de la vida futura. Nuestra vida debería ir dirigida a resolver estos temores. Menuda vida, la mitad de ella aprendiendo a temer y la otra resarciendo lo aprendido. a desandar lo andado, envidio el amor de Ariadna que permitió a Teseo volver sobre sus pasos y liberarse del peligroso laberinto, a menudo, el amor se transforma en ese hilo que nos permite encontrar la salida.¿Somos esclavos de lo que sentimos, de nuestras percepciones?
Evidentemente.
Quiero suponer que el crecimiento va muy ligado a la posibilidad de liberarnos de esa falsa esclavitud, que no significa controlar los sentimientos sino reconocerlos, disfrutarlos.
Como todo, el desamor trae algo positivo. Al igual que la oscuridad permite apreciar la luz el "perder el sentimiento de amar" (es una canción de Elvis) nos enseña a ir reconociendo los verdaderos atributos del amor real, que como la felicidad, no sabemos si existe...pero entretiene:
Poco a poco, empleando el método de descarte, creo ir descubriendo lo que No es el amor aunque me temo que si sigo por este camino terminaré aceptando la imposibilidad de descubrirlo entre los humanos. Mientras más lo defino más me alejo de la realidad de esta especie:

El amor no trae conflictos...los diluye.
El amor no se esconde...se exhibe.
El amor no intimida...nos hace más valientes.
El amor no oscurece...ilumina.
El amor no separa...une.
El amor no esclaviza...libera.
El amor convierte lágrimas en sonrisas.
El amor no enferma...cura.
El amor convierte el dolor en alegría.
Todo lo que no es así, es un espejismo, un juego que puede llegar a ser muy cruel.
P.D. Si hay alguien al otro lado de la pantalla y quiere agregar algo a esta utopía puede escribir un comentario.